APURE



Tierra de hombres recios, el centauro apureño contribuyó con sus lanzas a la libertad del continente americano. La batalla de Las Queseras del Medio, la cual tuvo lugar el 2 de abril de 1819 en la margen derecha del río Arauca, pasó a la historia militar de Venezuela por el grito de "¡Vuelvan Caras!" lanzado por el general José Antonio Paéz; culminó el encuentro con 400 bajas del ejército realista, al mando del general Pablo Morillo, y solamente dos muertos y seis heridos del ejercito patriota. La agreste dureza de la cambiante llanura, muerta de sed por seis meses y ahogada los otros seis, forjó seres y leyendas que enriquecen el acervo literariodel país. 

Sujeto a las contingencias de las lluvias, el territorio apureño, en lo que se denomina el bajo Llano, parece un enorme lago de agua dulce y escasa profundidad entre los meses de junio y noviembre, drenando lentamente hacia los grandes ríos, para soportar luego condiciones de sequía entre diciembre y mayo. Sigue ese mismo ritmo la trashumante actividad ganadera, principal fuente económica del estado. Otros dos paisajes: el alto Llano, en el centro-norte, libre de inundaciones, y las estribaciones andinas en el extremo occidental, conforman el resto de su fisiografía. Los ríos más importantes son el Apure, al cual debe su nombre, al Arichuna, el Capanaparo, el Arauca y el Meta, todos ellos pertenecientes a la cuenca del Orinoco. 

Creado en 1864 como entidad perteneciente a los Estados Unidos de Venezuela, su denominación había sido antes provincia de Apure, en 1823, y departamento de Apure, en 1824. 

Su numerosa y variada avifauna hizo famoso al estado a comienzos del siglo, sobre todo por las plumas de garza con lo que engalanaban sus atuendos las damas europeas de la época: En la actualidad se han tomado severas medidas para preservar la fauna, especialmente los chigüires, el roedor más grande del mundo; los caimanes y las babas, especies amenazadas de extinción por la persecución de que son objeto en virtud del alto valor de sus pieles. En los últimos tiempos se ha intensificado la cría de búfalos en extensas praderas inundables durante la época de lluvias, confundiendo al espectador desprevenido por la exótica presencia de grandes rebaños de otros mundos no americanos. 

Dos paisajes de diferente origen aparecen de pronto en el Estado Apure: Uno por la acción del hombre, como los Módulos de Mantecal, ingenioso sistema para domar las aguas mediante diques y compuertas que ya abarca cerca de 190 000 hectáreas y que optimiza el uso de los pastizales minimizando los efectos de inundaciones y sequías; el otro, dramático y natural está situado entre los ríos Capanaparo y Cinaruco, en una planicie eólica de más de 24 000 kilómetros cuadrados y en donde las dunas conforman inmensos conos, cuyas alturas llegan a sobrepasar los 40 metros.

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